La mañana se presentaba fria, corría un airecillo del norte que no me hacía mucha gracia, pero se aproxima el invierno y no quería dejar de visitar mi sitio favorito. Una vez en el embalse no se veía actividad alguna, no aparecian ni carpas ni barbos ni basses, la actividad en el embalse me recordaba al invierno.
Solo un par de formas parecidas a peces asomaban de vez en cuando a unos dos metros de profundidad. Pero llegó la sorpresa una de esas sombras sintió el chasquido del escarabajo al caer en el agua y se avalanzó sobre él para tomarlo como si fuese un auténtico depredador, tardó poco en sacar toda la linea, una de esas carreras que hacen echar humo el carrete, pero al intentar frenarlo me rompió el bajo. Reforcé el bajo y el número del anzuelo, porque los barbos que merodeaban los cortados por los que yo andaba eran de armas tomar, tambien cambie de táctica, escogí una zona que se de buena tinta que es muy querenciosa para ellos y comencé a hacer ruido con el el escarabajo de foam sobre la superficie, como si estuviese pescando basses con un poper, fue sorprendente ver como se acercaban barbos en grupos de cinco a ocho ejemplares de muy buen porte y aquí empezó lo bueno conseguí sacar tres barbos que entraban con decisión a la imitación, no sé si son alucinaciones mias pero los barbos de esta zona del embalse dan unas carreras que no me dan en ningún otro sitio.
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