No suelo hacer mucho caso de las famosas tablas sol-lunares, por que me parece que en la pesca entran otros factores en juego más importantes que la luna que afecte ese día en cuestión, estas indicaban máxima actividad, pero el sábado parecía que no solo la luna sino todos los astros se habían alineado correctamente.
Eran las 10 de la mañana cuando llegue al embalse, me dispuse a bajar del coche la piragua y todos los achiperres correspondientes sin perder de vista la actividad que acontecía en el agua. Se podían apreciar cebadas en la superficie del agua, y algunos cardúmenes de carpas en capas altas del agua.
Eran las 10 de la mañana cuando llegue al embalse, me dispuse a bajar del coche la piragua y todos los achiperres correspondientes sin perder de vista la actividad que acontecía en el agua. Se podían apreciar cebadas en la superficie del agua, y algunos cardúmenes de carpas en capas altas del agua.
En cuanto tenía todo preparado puse rumbo a un entrante donde anteriormente he tenido buenos resultados, desembarqué y pude ver alucinado un comportamiento que solo he presenciado durante las eclosiones de hormigas de alas, había carpas dispersas por toda la cola, unas comían en el fondo, en la orilla otras se cebaban freneticamente en la superficie, comencé a pescar con un pequeño escarabajo de foam, pero este no daba resultado, pasaban casi tocándolo con los hocicos pero no era de su agrado, era algo desesperante ver como estaban comiendo pero lo que yo les ofrecía no lo querían
Cambie de mosca y puse una mosca ahogada tipo soft hackle (una March Brown), esta mosca presentada cerca de sus bocas se hundía lentamente y provocaba el ataque de las carpas como si de barbos se tratase. Acerté con la mosca adecuada y las capturas se repetían casi con cada lance, un espectáculo, perdí la cuenta pero alrededor de una docena de carpas sucumbieron al engaño.
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